domingo, 18 de agosto de 2013

Una Hermenéutica Fenomenológica

El paso de la hermenéutica romántica de Schleiermacher a la hermenéutica filosófica de Gadamer, se produce a través de Dilthey y Heidegger. El primero quiere responder a los desafíos del historicismo, acudiendo a un saber de alcance universal que pueda salvaguardar la autonomía de las ciencias humanas y, a su vez, defenderlas de la tutela positivista. Al igual que Kant, él pretendía realizar una crítica de la razón histórica que le permitiera fundar la objetividad del conocimiento que elaboran las ciencias humanas. El punto de apoyo no podía estar en una universalidad ahistórica, sino en una reconstrucción de la vida, realizada desde su protagonista: el /sujeto. Como se fundan en la historicidad del sujeto, las ciencias humanas deben partir de la estructura de los propios hechos de conciencia; por ello sólo una reflexión de orden psicológico es capaz de fundar la objetividad que las ciencias humanas necesitan. A diferencia de una psicología explicativa, que entiende causal y fragmentariamente los hechos de conciencia, una psicología comprensiva debe partir de las vivencias como unidades de sentido en las que se hace presente la vida. En lugar de explicar, la nueva psicología quiere describir la vida psíquica en su estructura originaria, y así comprenderla. Una cosa es explicar la naturaleza y otra muy distinta comprender la vida humana y sus expresiones. La hermenéutica fundada en la psicología comprensiva, debe remontar la exterioridad de las expresiones hacia una interioridad que las ciencias naturales olvidan. La vida es expresión y la tarea de la hermenéutica no es explicar lo exterior, en lo que la experiencia se expresa, sino comprender la interioridad de la que ha nacido; como un proceso de auto-reflexión, como el diálogo interno que acompaña a toda expresión. Comprender no es ni intuir, ni congeniar, ni aplicar un conjunto de reglas; es iniciar un proceso por el que se conoce el interior de una vida, con la ayuda de los signos en los que se expresa. En sus investigaciones sobre la historia de la hermenéutica, Dilthey define la comprensión, la interpretación y la hermenéutica de la forma siguiente: comprensión es el proceso en el que, a partir de manifestaciones exteriorizadas de la vida del espíritu, esta se hace presente al conocimiento. Una interpretación es una comprensión realizada conforme a las reglas del arte, de las manifestaciones de la vida fijadas por escrito. Llamamos hermenéutica a la doctrina del arte de comprender las manifestaciones de la vida fijadas por escrito. Mientras Dilthey había pretendido comprender la historicidad, Heidegger parte de la historicidad del comprender. La hermenéutica se radicaliza filosóficamente porque ya no nos preguntamos por un modo de conocer, por fundamental y básico que sea. Comprender es un modo de existir, el modo de ese ser que existe comprendiendo. La fenomenología se ha transformado en hermenéutica porque ha sustituido una analítica de la conciencia por una analítica de la existencia y del estar en el /mundo; la hermenéutica se ha convertido en una hermenéutica de la facticidad. Comprender ahora no es inteligir sino comportarse, estar a la altura de las circunstancias; es un arte, una capacidad que no es cognitiva o mental, sino práctica y vital; lo que en español llamamos un saber estar. La tarea de la hermenéutica no es resignarse a esta historicidad, sino esclarecerla. Este esclarecimiento recibe el nombre de interpretación y en él se explica la comprensión. Si en la hermenéutica anterior la interpretación era el camino que nos llevaba a la anhelada meta de la comprensión, ahora se invierten los papeles: la interpretación consiste en explicar la situación de la comprensión.

Este retorno reflexivo sobre nuestra propia estructura de anticipación ofrece la posibilidad de conocer nuestras creencias, prejuicios o situaciones de partida. Tarea que exigirá la consideración del círculo hermenéutico, que no ha de entenderse como la búsqueda de una verdad en la cual se está, o como una vulgar petición de principio. El carácter hermenéutico de esta figura lógica reclama el esclarecimiento reflexivo de la situación desde la que ya siempre comprendemos. El círculo exige que el juicio que realizamos no sea arbitrario, es decir, que se conozca el espacio reflexivo desde el que se realiza, con el fin de poner en marcha un verdadero diálogo. Estar abierto al otro o a la cosa conocida presupone esta tarea crítica. Sin esta clarificación previa, la interpretación de nuestra situación podría estar al servicio de conceptos populares y opiniones comunes. La hermenéutica se convierte así en un esfuerzo de crítica para buscar transparencia en la vida de un serque puede saber la posición que ocupa en la existencia. Más que una opción filosófica, la hermenéutica pasa a ser una necesidad de toda reflexión crítica que pretenda ofrecer al /hombre (Dasein) una posibilidad de existir y de hacerse comprensivo para sí mismo. Calificar un juicio, una tarea o una ciencia como hermenéutica es exigir un proceso de interpretación, de reflexión y de auto-aplicación.



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